Si pudiera llegar a la segunda capa de tu piel,
si pudiera en ella posar un pensamiento.
o si pudiera plantar una semilla en un rincón de tu
cerebro.
Si no se quedara en un leer, si pereciera el
infinitivo,
si sucumbiera el participio al gerundio
o si fuera el “aún” sustituto eterno del recuerdo.
Entonces puede que de la luz, de la vida, o de la
muerte,
de lo que me arrestas o de lo que te quise,
o de todas las cosas del presente simple.
Entonces tal vez sobre,
en un sobre,
sobre tu mano,
mi corazón plano de literatura.
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