lunes, 19 de enero de 2015

Tarantela

Tengo una lisérgica oración, que me arrulla,
una desesperación si mi mano no es la suya,
alojo un corazón rojo en la otra izquierda,
un pulmón cemento y hormigón, como piedra.

Tengo un oasis que me envuelve insolidario,
una perífrasis en tres de cada dos comentarios,
poseo una inclinación imagino-anarquista,
una pista de despegue clausurada por las nieves.

Tengo una esférica burbuja que me acoge,
una mentira que recoge una vida que no entiendo,
un “sucede que me canso de ser hombre”,
un arpegio cansino en unos dedos sin arte ni tino.

Tengo un odio vespertino cada día,
una rabia desmedida amor-odio a la vida,
miedo y ganas a la muerte, melancolía,
de tenerte, de que sobres, de que llores cada día.

Tengo ganas de volar en ese vuelo cancelado,
cambiar de lado, de dimensión y volar,
volar donde yo pueda simplemente no ser yo.

Volar donde el hombre supere al hombre,
volar lejos, volar ciego, volar loco,
volar donde todo lo que toco no se muera,
volar a otro mundo cualquiera.

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